Michael Jordan se levantaba a las 3 de la mañana a
entrenar tiros libres mientras todos los demás seguían dormidos. No
había público, no había cámaras, no había aplausos; solo un tipo
obsesionado con ser mejor que el día anterior. Esa ética de trabajo lo
llevó a convertirse en una de las mayores leyendas del deporte, no por
magia, sino por repetir en privado lo que luego el mundo aplaudiría en
público.
Mientras muchos
buscan “motivación”, Jordan ya estaba en la cancha sudando, corrigiendo
su técnica y fallando mil veces antes de acertar de memoria. Su
entrenador cuenta que no pedía días libres y entrenaba incluso después
de partidos duros, porque entendía que el precio de la grandeza se paga
cuando nadie está mirando. El talento puede abrir una puerta, pero fue
su disciplina la que lo mantuvo allí arriba año tras año.
Ahora
la pregunta incómoda: ¿qué haces tú mientras los demás duermen? Tal vez
no juegas baloncesto, pero sí puedes levantarte antes para estudiar,
construir tu negocio, crear contenido o mejorar una habilidad que cambie
tu vida. No necesitas tener el talento de Jordan, pero sí puedes copiar
su mentalidad: menos excusas, más madrugadas enfocadas.
Si
quieres resultados que pocos tienen, tendrás que hacer cosas que casi
nadie está dispuesto a hacer. La cancha está vacía… ¿vas a seguir
durmiendo o vas a salir a lanzar tus “tiros libres”?

Comentarios
Publicar un comentario