El equipo de Boston va a las finales vs los Warriors luego de vencer en emocionante juego 100-96 al Miami Heat.
Al
Horford, originario de Puerto Plata RD, volvió a ser un valuartes bajo
la tabla (14reb 2blk) y se convierte en el primer dominicano en jugar
unas Finales NBA.
Jason Tatum (26pts 10reb); Jaylen Brown (24pts); Marcus Smart (24pts).
Butler (35p); Adebayo (25p) y Lowry (15p) se combinaron para 75 puntos; el resto del Heat... 21puntos.
Por 5ª ocasión en la historia de las Finales tendremos duelo latino
Horford vs Toscano
Los Celtics derrotaron a los Heat, 96-100, y se meten en las Finales de la Nba por primera vez desde 2010.
Lo
han logrado. El equipo de los Jays, tantas veces puestos en duda por su
incompatibilidad, ya tiene su primera presencia en las Finales.
Y el
camino ha sido el más difícil todavía, porque tras su mucho
sufrimiento, han completado el llamado "revenge tour" y se han cargado a
los tres equipos que los habían eliminado en los tres últimos Play
Offs.
Arrasaron a los Nets (rival en 2021) en primera ronda
minimizando al extremo a Kevin Durant como nadie nunca lo había hecho,
sufrieron de lo lindo frente a los actuales campeones (rival en 2019) de
un Antetokounmpo inconmensurable, al que terminaron doblegando en siete
partidos durísimos, y, finalmente, han vuelto a necesitar otros 7
partidos para derrotar a unos Heat (rival en 2020) que han vendido cara
su derrota pese a que por momentos parecía que se caían a trozos.
El
final no ha podido ser más cruel los locales. Jimmy Butler tuvo en sus
manos la que debería ser la última posesión con 96-98 en el marcador y,
de forma incomprensible, se jugó un triple según cruzó la pista que no
entró y con él se fueron todas las opciones que le quedaban a los suyos
de llevarse el partido.
Se equivocó Butler, pero no creo que nadie en
Miami pueda reprochárselo ya que si tuvieron alguna opción hasta los
últimos segundos del último partido fue gracias a él. Sus 47 puntos en
el sexto ya son historia de la franquicia y hace un rato jugó los 48
minutos del partido para irse a 35 puntos con un gran 54.2% de acierto.
Semejante esfuerzo le pasó factura y en los minutos decisivos estaba
fundido, pero sin ese sobreesfuerzo igual ya no llegaban vivos a ese
tramo.
A este final tan apretado llegaron porque los Celtics se
pegaron un tiro en un pie como no se recuerda. A falta de 3 minutos
estaban 13 arriba (85-98), con 2:35 aún tenían 11 de ventaja (87-98), y
encajaron un parcial de 11-0 para terminar dándole a su rival una opción
de victoria con la que ni soñó durante el partido.
Porque hasta este esperpento final los de Udoka fueron los de los días buenos.
Empezaron
mejor y de nuevo estuvieron más de 3 minutos sin encajar una canasta en
juego (1-9), con todo el equipo anotando fueron estirando la ventaja
hasta el 9-24. Y, de la mano de un gran Tatum, terminaron el primer
cuarto con 15 puntos de ventaja, 17-32. Las sensaciones no podían ser
mejores.
Pero llegó el segundo cuarto y con él la reacción de
Butler, autor de 18 puntos en este tramo, que devolvió a los suyos al
partido ayudado por un Adebayo que hoy sí se mereció el contrato que
tiene. Todo ello entre falta y falta ya que a los Celtics le señalaron
16 en esta primera parte, el máximo de la temporada.
Pero los hoy en
los visitantes habían venido todos y entre Smart, White y, especialmente
Brown, se las apañaron para llegar aún 6 arriba al descanso. Bueno,
casi todos, Rob Williams estaba pero, al igual que Herro, más en alma
que en cuerpo y la presencia de ambos fue casi testimonial. Veremos si
se recupera en estos días ya que debería ser clave frente a los
Warriors. Horford sale a partidazo en defensa por noche pero no debería
encargarse él solo de todo el trabajo interior, especialmente ahora que
Grant Williams no está pasando por su mejor momento.
Tras el paso
por vestuarios, los Celtics volvieron a llevar la ventaja por encima de
los 10 puntos mientras que en los Heat en ataque prácticamente solo
existían Adebayo y Butler de nuevo. Era emocionante por tratarse de un
séptimo pero era difícil de imaginar que los de Spoelstra tuvieran
opciones con solo dos jugadores anotando.
Craso error. Ya los
dimos por muertos tras el quinto partido y no aprendemos. Un minuto
después del inicio del último cuarto ya estaban a 3 puntos (79-82) tras
dos canastas de sus dos estrellas. Los Celtics llevaban por delante
desde el salto inicial y mi sensación era que podían terminar perdiendo
el partido.
Sin embargo, ahora sí que las fuerzas en los locales
empezaban a flaquear y de nuevo los de Udoka lo aprovecharon para irse
por encima de los 10 puntos con un par de acciones de Tatum que
certificaba que, de terminar ganando, el primer premio Larry Bird al Mvp
de las Finales de la Conferencia Este tenía que ser para él. Y así fue.
De
Brown ya no había noticias pero sí de Smart que, como de costumbre, iba
sumando casi sin darnos cuenta y con 4 puntos más se iba ya por encima
de los 20.
Con 3 minutos por jugar vino lo que ya os conté al
principio y el equipo dirigido desde los despachos por Brad Stevens (no
se puede acertar más en los movimientos) y Udoka desde el banquillo
(primer entrenador novato de la historia que gana dos séptimos
partidos), se terminó metiendo en las Finales y rompiendo por fin el
gafe que les perseguía en este tipo de partidos en los últimos años.
No
fue el mejor partido de la carrera de ninguno de los tres pero entre
Tatum, Brown y Smart aportaron 74 de los 100 puntos de los suyos. Poco
más se le puede pedir a un Big Three en un partido de eliminación de
Play Offs.
Y todo ello sin ahorrarse nada en defensa donde, ayudados
por un Horford memorable, han vuelto a dejar a un rival por debajo de
los 100 puntos. Decir que lo han hecho bien es quedarse corto.
Nada
que reprochar al equipo de Spoelstra. Eran pocos los que confiaban en
ellos para llegar hasta aquí y fueron los más solventes. Sin apenas
pasar apuros llegaron hasta donde el físico y las lesiones les han
permitido. Ya nunca sabremos a donde habrían llegado si la rodilla de
Butler y Herro hubieran estado mejor pero tampoco es que en Boston estén
mucho mejor así que podemos decir que el baloncesto ha puesto a cada
uno en su lugar.
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