Tío y sobrino discapacitados llegan a pedir por la salud


Rubén Guzmán Alderete tiene 34 años y desde hace tres años está en silla de ruedas. Su tío, Antonio Guzmán, de 57 años, está ciego.
Para llegar a El Punto, donde el Papa Francisco, cada uno de ellos se valió de la capacidad del otro. Mientras don Antonio estaba empujando la silla de ruedas, Rubén le estaba dando indicaciones del camino. Los ojos del sobrino y las piernas del tío, aunado a la fe y la devoción llevaron a estos hombres al lugar del encuentro con el Santo Padre.
"La esperanza de que llegue el Papa y tenerlo cerca es lo que nos motiva a venir a la misa", expresa Rubén Guzmán.
Vienen a escuchar el mensaje del Papa y también pedir por la salud. "Estamos muy emocionados, sabemos que la fe hace milagros", confiesan. Tienen la esperanza de que el mal que los aqueja ya no siga progresando, que les permita seguir con los tratamientos médicos y fortalecerse en la condición en que cada uno se encuentra. 

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