Redención: una mirada de cerca al cambio



La redención es el resultado de redimir. Un redentor es una persona que redime. Se entiende por redimir (del latín redímere, del prefijo re-, de nuevo, y émere, comprar):
  • Liberar a alguien del dolor o de una mala situación.
  • Volver a adquirir algo que se había perdido.
  • Conseguir mediante pago la libertad del esclavo o el cautivo.
  • Comprar de nuevo una cosa que se había vendido o empeñado.
 No queda más remedio que irse a casa para estar solo con su dolor, su sufrimiento, su fracaso. Cruzan por su mente millones de “y si…” es imposible como el demonio, pero no lo es. No está ahí para rescatarlo. No es una intervención. No es una alucinación. Esto viene del hombre que insiste en que las personas nunca cambian. Pone en orden sus resoluciones y se confronta consigo mismo. Las palabras golpean el rostro, y la rudeza de la verdad dura y fría proclamada a gritos y sin tapujos, no le dejan otra opción que escuchar. La tajante crueldad de las palabras le recuerdan todo lo que ha perdido… “estas solo no tienes nada” una decisión tomada hace mucho tiempo, solo le ha ocasionado dolor y sufrimiento. Es una verdad para la que no está preparado.
 Como se menciona en la definición tal vez cada quien le deba de dar un plus extra a las situaciones por las que pasa, como personas la gran mayoría necesita de los demás para descargar ciertos factores negativos por los que atraviesa, tal vez no se pueda resolver su problema pero si lo único que hace es escucharlo puede ser un buen método de descarga y así ver un poco de luz ante la oscuridad, pero que pasa con aquellos a los que por más que se les insiste no quieren expresan lo que sienten y solo mencionan determinadas frases donde el que escucha trata de armar un rompecabezas o imagina lo más negativo; se puede llevar a sentir algo de frustración pues se quiere lo mejor para esa persona desafortunadamente se tiene que estar consciente que está en su derecho de callar lo que le pasa pero no es favorable dejar al otro en un mar de dudas pasa saber que le pasa.
 Como personas sabemos que no podemos proteger a los más cercanos a uno mismo, pues cada uno tiene que toparse con las desgracias y tal vez en el momento puede culparse por lo acontecido pero como el tiempo es el mejor maestro, cada quien debe determinar si la situación es tan grave o compleja como para sentir lástima por uno mismo, pueden suceder dos cosas; la primera, que se estanque por lo que sucedió y culparse de por vida o culpar a los demás por el hecho, o dos, tratar de salir adelante con la frente en alto y tomar el acontecimiento como una lección que aprender y adquirir un fortaleza interior. Pues como hace mención el refrán: “cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír”; no sabrás exactamente cuánto tiempo requerirás para sanar las heridas interiores ya que son más difíciles que las físicas, solo cada uno tiene el poder de decidir cuándo estará completamente curado, se tiene que hacer trabajo arduo para encontrar esa solución y tal vez no se confié en los demás pero si te ayudan en algo apóyate en lo mejor para encontrar una salida.

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