El enunciado “los hombres mienten” o, mejor dicho, “los
seres humanos son (somos) mentirosos” (para no ser acusados de sexismo), parecería
que es verdadero en tanto todos hemos recurrido a elaborar alguna mentira; no
obstante, la capacidad que el hombre común tiene para describir sus
percepciones es muy pobre y dado que, culturalmente hablando, predomina nuestro
sentido de la vista, eso implica que tenemos un repertorio relativamente escaso
para poder describir las percepciones derivadas de otros sentidos; por ejemplo,
el dolor es dolor, independientemente de los matices que pueda tener y del
umbral de resistencia que se posea al mismo tiempo y para ello no hay un
referente tan preciso como existe para los colores.
La posibilidad de
la descripción de los hechos es directamente proporcional a la posesión de un
vocabulario extenso de conceptos y al avance cultural de una sociedad; con el
paso del tiempo, todo se volvió más complejo: apareció la idea del libre albedrío y entonces la gente se tuvo que hacer responsable de lo que decía y
sufrir las consecuencias por ello. De esta manera, el libre albedrío se repliega
y da su lugar a un complejo entramado de factores que permiten explicar en
cierto modo los hechos de la naturaleza, el comportamiento de las personas y,
especialmente, posibilitan excusar a la gente de decir toda la verdad, puesto
que las posibilidades de percibir en forma errónea la realidad aumentan
significativamente.
En la actualidad
se está convirtiendo en un gran negocio el ser asesor de imagen, pues con sus
trucos pueden hacer pasar a un persona que no llama la atención a alguien que
alcance puestos de poder; el claro reflejo de esto es en los políticos; que en
determinado momento nadie los conoce y de la noche a la mañana su imagen es
explotada por todos lados, claro está que para quienes saber leer las
expresiones del rostro sabrán cuando miente o finge lo que no es o no sabe y se
descubrirá que solo es un muñeco manejado por hilos por un interés muy
particular, en ocasiones gracias al poder que ostentan podrán eliminar un poco
la ignorancia por la que atraviesan pero solo será una salida que tal vez los hunda
mas.
Conclusión: los
hombres mienten, todos los seres humanos son mentirosos y carecen, en muchas
ocasiones, de las herramientas lo suficientemente sofisticadas para hacer esas
distinciones. Por supuesto, habrá ocasiones en las cuales los seres humanos
mientan acerca de la percepción de sus sensaciones, pero eso es distinto. Por lo
cual será determinación de cada quien seguir en el mismo circulo o salir de él
para tratar de mejorar lo que no nos gusta, pero como siempre se busca la
salida fácil nos convertiremos en uno más que va contra corriente y que en
determinado tiempo seguirá los mismos patrones que los demás pues de alguna
forma lo ya establecido por las sociedad pareciera difícil de transformar, ya
que la comodidad es tanta que por eso se continua con lo mismo una y otra vez.
Comentarios
Publicar un comentario