Amamos a
individuos, no a misteriosas entidades amorfas. Amamos a una persona específica
y las personas están constituidas por propiedades. Aun así, es verdad que
amamos a las personas que cambian. Aun más cierto, amamos a las personas en la
medida que ellas nos manifiestan sus propiedades. También nos desenamoramos tan
fácilmente como nos enamoramos y quizá no haya razones particularmente buenas
para este cambio. Si ya no amo a una persona porque ella ha alterado
completamente su personalidad, parece injusto culparme de falso amor.
De alguna forma no nos damos cuenta de las características
por las que la pareja se enamora de su complemento en ese periodo de tiempo,
claro está que si la vida misma termina, por obvias razones el amor también;
pero en la mayoría de las ocasiones ese enamoramiento puede convertirse en odio
y se puede alegar que no comprendemos el porqué del repentino cambio, ya que
cuando las relaciones terminan es mas fácil culpar al otro, sin siquiera ver
los defectos de carácter con los que contamos.
Cuando se
pasa por esta fase, donde no se le encuentran defectos al amado y si de alguna
forma sus acciones no son razón de ser, ya que nos cegamos tanto que no vemos
como es en realidad la persona y solo resta culparnos, ya que es más fácil decir
que nosotros lo provocamos sin hacer un análisis racional para ver si conviene
continuar con la relación o es un paliativo para la autodestrucción de la
persona sin darnos cuenta de ello.
La mayoría de las veces negamos que tengamos
cualidades por las que el otro sea un claro devoto de lo que somos, ya que
simplemente se busca que la manera correcta de vivir, de hablar o ser tal vez
incongruente en la forma de ser ya que tal vez por falta de experiencia o por
no seguir las mismas normas de cortejo, son cosas que no se tienen así tan a la
vista pues el estar cerrado o no imitar los mismos patrones que la gran mayoría
y simplemente ser uno mismo sin la aprobación del resto.
Ser alguien que comprende que no se necesita
estar acompañado o que no le teme a la soledad, pues se tiene entendido que el
tren de vida esta para dar enseñanzas o lecciones vía de los golpes que da
estar vivo, si no es una manera de apreciar que no estamos preparados para
tener compañía o que tal vez no sabemos apreciar lo que tenemos enfrente pues
no sabemos hacer uso de la razón acoplado con lo que el corazón diga y siempre
terminamos haciendo malas elecciones.
De cualquier forma nos cegamos por lo que se
nos dice y no hacemos buen uso de lo que dice el corazón y las elecciones se
vuelven equivocadas, nos amargamos y culpamos por lo que nos pasa pero como no
queremos aceptar nuestra parte de la culpa, dejamos pasar buenas oportunidades
y no dejamos lo que ya paso para darle la bienvenida a la nueva aventura de lo
que se nos ofrece, pero como no nos gusta el dolor dejamos dominarnos por la
duda y no dejamos que entre lo nuevo para bien o para mal.
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