Estados Unidos da la bienvenida a un nuevo G20

 


Autor: Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos

El próximo año Estados Unidos será anfitrión de las 20 economías más grandes del mundo por primera vez desde 2009. Al coincidir con el 250. º aniversario de Estados Unidos, el G20 (Grupo de los 20) de 2026 será una oportunidad para reconocer los valores de innovación, iniciativa empresarial y perseverancia que hicieron de Estados Unidos un gran país, y que ofrecen una hoja de ruta hacia la prosperidad para el mundo entero. Mostraremos estos valores y más cuando recibamos la Cumbre de Líderes del G20 en diciembre de 2026 en una de las grandes ciudades de Estados Unidos: Miami, Florida.

Bajo el liderazgo del presidente Trump, el G20 se organizará en cuatro grupos de trabajo para lograr avances en tres temas clave: eliminar cargas regulatorias, desbloquear cadenas de suministro de energía asequible y segura y liderar nuevas tecnologías e innovación. Las primeras reuniones de preparación y finanzas se celebrarán en Washington D. C. los días 15 y 16 de diciembre, seguidas de una serie de reuniones a lo largo de 2026. A medida que la economía mundial enfrenta los cambios impulsados por tecnologías como la inteligencia artificial y deja atrás las preocupaciones ideológicas sobre la energía verde, el Presidente está preparado para liderar el camino.

Invitaremos a amigos, vecinos y socios al G20 estadounidense. Daremos la bienvenida a las economías más grandes del mundo, así como a socios y aliados emergentes a la mesa de Estados Unidos. En particular, Polonia, una nación que alguna vez estuvo atrapada detrás del telón de acero pero que ahora se encuentra entre las 20 economías más grandes del mundo, se unirá a nosotros para asumir su lugar legítimo en el G20. El éxito de Polonia es prueba de que enfocarse en el futuro es un mejor camino que centrarse en agravios. Demuestra cómo la asociación con Estados Unidos y las empresas estadounidenses puede promover la prosperidad y el crecimiento mutuos.

El contraste con Sudáfrica, anfitrión del G20 de este año, es marcado.

Sudáfrica entró en la era posterior a la Guerra Fría con instituciones sólidas, excelente infraestructura y buena voluntad a nivel mundial. Poseía muchos de los recursos más valiosos del mundo, algunas de las mejores tierras agrícolas del planeta y estaba ubicada en una de las rutas comerciales clave del mundo. Y en Nelson Mandela, Sudáfrica tenía un líder que entendía que la reconciliación y el crecimiento económico impulsado por el sector privado eran el único camino hacia una nación donde todos los ciudadanos pudieran prosperar.

Lamentablemente, los sucesores de Mandela han reemplazado la reconciliación por políticas redistributivas que desincentivaron la inversión e hicieron que los ciudadanos más talentosos de Sudáfrica se fueran al extranjero. Las cuotas raciales han paralizado al sector privado, mientras la corrupción lleva al Estado a la bancarrota.

Las cifras hablan por sí solas. La economía de Sudáfrica se ha estancado bajo un régimen regulatorio oneroso impulsado por agravios raciales, y ahora queda claramente fuera del grupo de las 20 economías industrializadas más grandes.

En lugar de asumir la responsabilidad por sus fracasos, el Gobierno sudafricano radical liderado por el ANC ha buscado convertir en chivos expiatorios a sus propios ciudadanos y a Estados Unidos. Como el presidente Trump ha señalado acertadamente, el apetito del Gobierno sudafricano por el racismo y su tolerancia a la violencia contra sus ciudadanos afrikáneres se han convertido en políticas domésticas fundamentales. Parece decidido a enriquecerse mientras la economía del país avanza con mucha dificultad, todo mientras los sudafricanos sufren violencia, discriminación y confiscación de tierras sin compensación. Su exembajador en Estados Unidos fue abiertamente hostil hacia nuestro país. Sus relaciones con Irán, su simpatía hacia Hamás y su acercamiento a los mayores adversarios de Estados Unidos lo alejan de la familia de naciones que antes considerábamos cercanas.

La política de agravios se trasladó a la presidencia sudafricana del G20 este mes, que fue un ejercicio de resentimiento, división y agendas radicales que nada tienen que ver con el crecimiento económico. Sudáfrica se centró en el cambio climático, la diversidad e inclusión y la dependencia de la ayuda como principios centrales de sus grupos de trabajo. Ignoró rutinariamente las objeciones de Estados Unidos a los comunicados y declaraciones de consenso. Bloqueó las aportaciones de Estados Unidos y otros países en las negociaciones. Ignoró activamente nuestros esfuerzos razonables de buena fe para negociar. Publicó información de funcionarios estadounidenses que trabajaban en estas negociaciones. Dañó fundamentalmente la reputación del G20.

Por estas razones, el presidente Trump y Estados Unidos no extenderán una invitación al Gobierno sudafricano para participar en el G20 durante nuestra presidencia. Hay espacio para el desacuerdo de buena fe, pero no para la deshonestidad o el sabotaje.

Estados Unidos apoya al pueblo de Sudáfrica, pero no a su gobierno radical liderado por el ANC, y no tolerará su comportamiento en curso. Cuando Sudáfrica decida que ha tomado las decisiones difíciles necesarias para arreglar su sistema roto y esté lista para reincorporarse a la familia de naciones prósperas y libres, Estados Unidos le tendrá un lugar en nuestra mesa. Hasta entonces, Estados Unidos seguirá adelante con un nuevo G20.

Marco Rubio prestó juramento como el 72.º Secretario de Estado de Estados Unidos el 21 de enero de 2025. El Secretario está creando un Departamento de Estado que coloca a Estados Unidos en primer lugar, “America First”.

Para ver el texto original, ir a: https://statedept.substack.com/p/america-welcomes-a-new-g20

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