* Cambios anunciados hasta hoy son mera simulación
Arturo
Medina, coordinador de los diputados del PRI en el Congreso del Estado,
advirtió que el campo puede enfrentar la peor crisis que haya vivido en
décadas, esto de aprobarse la Ley de Aguas en los términos en que se
encuentra actualmente.
Medina
explicó que los cambios a los que aparentemente cedió el régimen no
modifican la sustancia de la propuesta original, pues básicamente se
trata de sustituciones de palabras que no tienen un efecto de fondo en
la intención de la legislación.
“Lo
que han hecho los legisladores del oficialismo es un intento de engaño a
los productores de todo el país; siguen impulsando la centralización de
las decisiones en materia hídrica, siguen imponiendo trámites
burocráticos que restan certidumbre a la transmisión de derechos y
continúan criminalizando a los productores. Ninguna de las
modificaciones le quita a la propuesta su objetivo de hacer del agua una
herramienta de control político”, puntualizó.
Medina
advirtió que los agricultores del país “no son tontos”, como —dijo— lo
insinúa Morena con su intento de engaño; por ello alertó sobre un
posible estallido social como consecuencia de una ley en cuyo proceso de
construcción no se escuchó al pueblo; por el contrario, se le ignoró.
Enfatizó
que lo que viene no es solamente una crisis para el campo, sino para la
soberanía alimentaria del país, la economía nacional y la democracia
mexicana.
El legislador
hizo un llamado a la conciencia de los diputados de Morena,
especialmente a los que representan a Chihuahua, para que se opongan a
la aprobación de la ley en sus términos actuales: “Es hora de que se
pongan del lado del pueblo y dejen de votar en automático por lo que les
ordenan desde la cúpula política del país”, dijo.
Recordó
que legisladores de todas las fuerzas políticas han escuchado aquí
mismo, en territorio estatal, a los productores del campo, y que
específicamente los del PRI están llamando a nivel federal a frenar la
aprobación de la ley.
Finalmente,
sentenció que no debe existir prisa en su aprobación, pues no se ha
escuchado lo suficiente a los productores y la iniciativa no obedece a
la realidad del campo, sino a una visión burocrática del mismo.

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