Investigadores de la Facultad de Medicina y Ciencias
Biomédicas presentan grandes avances en el tratamiento en trasplantes de
órganos gracias a esta herramienta.
“La
Citometría de Flujo desempeña un papel fundamental en el campo de los
trasplantes de órganos, al proporcionar información sobre las respuestas
inmunitarias de los pacientes receptores”, informó el doctor Gerardo
Pavel Espino Solís, director del Laboratorio Nacional de Citometría de
Flujo (LabNalCit), con sede en Chihuahua, que está ubicado en la
Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas, en el Campus II de la UACH,
con aplicaciones que se extienden desde evaluaciones previas al
procedimiento hasta el seguimiento posterior a la intervención.
Además,
el doctor Espino Solís describió que la compatibilidad entre el donante
y el receptor es crucial para el éxito de un procedimiento de este
tipo, cuando el sistema inmunitario del paciente que recibe reconoce al
órgano como extraño, puede desencadenar una respuesta inmunitaria que
ataca y daña el injerto, esto se conoce como rechazo del trasplante.
“Un
"perfect match" reduce significativamente el riesgo de rechazo, ya que
el receptor no reconoce al órgano como una amenaza, por lo tanto, no
monta una respuesta inmunitaria contra él, lo que mejora las
posibilidades de que el trasplante sea exitoso y duradero, así como su
procuración y gestión”, expresó el doctor Espino.
La
citometría de flujo es esencial para las pruebas cruzadas previas al
trasplante, lo que ayuda a identificar posibles incompatibilidades
inmunológicas entre donantes y receptores, el proceso implica la
detección de anticuerpos específicos del donante que podrían provocar el
rechazo del órgano trasplantado.
Al
caracterizar y clasificar los anticuerpos autorreactivos, es decir,
aquellos que el sistema inmunitario del receptor del trasplante produce
en respuesta a los antígenos presentes en el órgano del donante, que son
percibidos como extraños, por lo que la Citometría de Flujo permite a
los médicos identificar combinaciones de donante-receptor de alto riesgo
con mayor precisión.
Posterior
a la intervención de trasplante, se emplea la Citometría de Flujo para
controlar el estado inmunológico de los receptores, lo cual incluye
evaluar la reconstitución de las células inmunitarias, detectar
infecciones de forma oportuna y medir la eficacia de las terapias
inmunosupresoras.
Estos
avances introducen métodos no invasivos para controlar a los pacientes
con trasplante de riñón mediante esta técnica, al contar las poblaciones
de células para detectar signos de rechazo del injerto.
A
pesar de sus ventajas, la aplicación de la citometría de flujo en
trasplantes enfrenta desafíos, particularmente en lo que respecta a la
estandarización:
“La variabilidad en el diseño y la
ejecución de ensayos entre diferentes laboratorios puede generar
resultados inconsistentes, por lo que se realizan esfuerzos para
establecer protocolos estandarizados, como los consorcios de
investigación colaborativos, cuyo objetivo es armonizar metodologías y
mejorar la confiabilidad de las evaluaciones de citometría de flujo en
entornos clínicos”, agregó Espino Solís.
En
las instalaciones del LabNalCit, se cuenta con el equipo,
infraestructura y personal altamente capacitado para llevar a cabo las
pruebas cruzadas previas al trasplante y el monitoreo/conteo de células
madre para los trasplantes de médula ósea.
Agregó
que se espera que la utilidad clínica de la citometría de flujo se
expanda aún más y consolide su papel en el futuro de la medicina de
trasplantes.
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