Nos sumamos a todos aquellos en todo el mundo que expresan su profundo pesar por el fallecimiento de Mijaíl Gorbachov. Tal vez no haya palabra más acertada para referirnos al Sr. Gorbachov que el término glasnost, que significa apertura. No podría ser más adecuada para un hombre cuya actitud de apertura cambió el curso de la historia de la humanidad.
El Sr. Gorbachov estuvo abierto a reconocer la historia de su país —no solo sus triunfos, sino también sus tragedias, lo que denominó “puntos ciegos” en el pasado de la Unión Soviética. Dio espacio a las opiniones contrarias y liberó a disidentes que habían estado años en el exilio o la cárcel. También estuvo abierto a trabajar con otras naciones, incluidos adversarios como Estados Unidos, inspirado por la convicción de que el diálogo redundaría en beneficio de las personas de su pueblo, y de todos los pueblos.
Sería facilista creer que los logros descomunales que consiguió ese acercamiento —que incluyen el fin de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín y el primer acuerdo para reducir los arsenales nucleares de EE. UU. y de la URSS— eran resultados inevitables. Estos logros habrían sido impensables sin la valentía y la determinación con que el Sr. Gorbachov demostró apertura, y la confianza que se ganó por parte de los presidentes Ronald Reagan y George H.W. Bush.
Nunca perdió la fe en el potencial transformador de ese acercamiento, aun cuando algunos de sus máximos logros resultaron debilitados. En 2018, escribió: “¿Es demasiado tarde para retomar el diálogo y las negociaciones? No quiero perder la esperanza…No debemos resignarnos, no debemos rendirnos”. Tenía razón y su vida es un claro ejemplo de todo lo que puede lograrse cuando transformamos en realidad esos ideales.
Para ver el texto original, ir a: https://www.state.gov/
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