José Manuel Ladislao Almanza Ponce (27 de junio de 1891 –
14 de mayo de 1979) fue un gestor esencial del béisbol en Chihuahua; su
vida cruzó registros civiles y migratorios, organizó equipos y ligas, y
hoy su nombre vive en el Estadio Manuel L. Almanza Ponce como símbolo
histórico y semilla para nuevas generaciones.
Biografía documentada
Nombre
completo: José Manuel Ladislao Almanza Ponce. Nacimiento: 27 de junio
de 1891 en Chihuahua; acta registrada el 4 de julio de 1891. Matrimonio:
con Herminia González, registrado el 4 de agosto de 1917.
Fallecimiento: 14 de mayo de 1979 en Chihuahua. Los múltiples registros
migratorios hacia El Paso (décadas de 1920 y 1940) confirman su
movilidad fronteriza y su presencia en redes transnacionales que
marcaron su trayectoria personal y profesional.
Contexto histórico y social
A
comienzos y durante gran parte del siglo XX, Chihuahua vivió un auge
del béisbol como deporte popular y vehículo de identidad regional; las
ciudades fronterizas intercambiaban jugadores, estilos y competencias
con Estados Unidos. En ese marco, los promotores locales —gestores,
organizadores y mediadores— fueron decisivos para consolidar ligas,
campos y tradiciones deportivas. Entender esa época explica por qué la
figura de Almanza pudo transformarse en referente público.
En
las gradas del Manuel L. Almanza Ponce late la memoria de quienes
forjaron el béisbol chihuahuense, uniendo familias, barrios y sueños
bajo el mismo cielo.
Trayectoria deportiva y comunitaria
Manuel
L. Almanza Ponce se desempeñó como organizador y articulador: unificó
equipos (entre ellos los Llaneros), coordinó calendarios, gestionó sedes
y buscó apoyos para profesionalizar ligas municipales. Su trabajo
incluyó la formación de jóvenes, la mediación entre familias y
autoridades, y la creación de redes que permitieron que talentos locales
participaran en torneos regionales. Su influencia no fue sólo
administrativa: fue pedagógica y comunitaria, generando continuidad en
la práctica del béisbol.
El estadio y el homenaje
El
Estadio Manuel L. Almanza Ponce se erige como el reconocimiento más
visible a su legado; es un recinto histórico de la Ciudad Deportiva que
albergó a los Dorados de Chihuahua en distintas épocas y hoy sirve a
equipos universitarios y municipales. En 2025 el Instituto Chihuahuense
del Deporte impulsó una rehabilitación integral del inmueble y
convocatorias para reavivar memorias y archivos comunitarios, lo que
reafirma la vigencia del homenaje institucional y socialichd.mx+1.
Legado romántico y futuro para nuevas generaciones
El
legado de Almanza combina memoria familiar (fotografías, testimonios) y
memoria colectiva (anécdotas de exjugadores, placas, uso cotidiano del
estadio). La reciente reapertura y el Juego de Estrellas que acompañó la
reinauguración muestran cómo su nombre sigue convocando figuras y
público, y cómo la inversión en infraestructura (cercana a 15 millones
de pesos) busca transformar el estadio en plataforma formativa y
cultural para jóvenes peloteros. Para las nuevas generaciones, el
estadio es aula y altar: un lugar donde la historia se enseña en el
terreno y donde el romanticismo del juego se combina con oportunidades
reales de desarrollo.
Hoy
su nombre guía a nuevas generaciones: el estadio es aula y altar donde
se enseña la técnica, se forja el carácter y se hereda la pasión por el
diamante.
Conclusión
La
biografía de José Manuel Ladislao Almanza Ponce es la de un hombre cuya
huella se mide en equipos organizados, en ligas consolidadas y en un
estadio que lleva su nombre como memoria viva. Documentar su vida —actas
civiles, manifiestos migratorios, prensa y testimonios— permitirá
convertir esa memoria en patrimonio accesible para quienes vienen
detrás, asegurando que el amor por el béisbol y la comunidad que él
ayudó a construir sigan latiendo en cada entrada al estadio.
Por Cesar Molina

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