Ciudad Juárez, Chih.— Lo que debía ser uno de los días
más importantes para 120 niños juarenses que representarían a su ciudad
en un torneo nacional de futbol americano terminó convirtiéndose en una
pesadilla que dejó lágrimas, frustración y un profundo sentimiento de
injusticia. Los menores, llenos de ilusión y meses de esfuerzo, fueron
víctimas de una presunta estafa que los dejó varados, sin vuelo, sin
hospedaje y sin respuestas.
La
supuesta agencia “EVO Travels” y el coach organizador del equipo
Bulldogs habrían recibido 13 mil pesos por persona, dinero destinado a
vuelos, hotel, transporte y comida. Para las familias, ese pago
representaba sacrificios, ahorros y renuncias hechas con tal de ver a
sus hijos cumplir un sueño que hoy está roto.
La
madrugada del 3 de diciembre, horas antes del vuelo, comenzó la
angustia. Padres y niños esperaban iniciar el viaje cuando se enteraron
de que ningún boleto de avión existía. El golpe fue brutal: la aerolínea
confirmó que no había una sola reservación registrada. La ilusión de
los niños se quebró al instante.
El dolor se
transformó en desesperación. Las familias, cargando mochilas, uniformes y
esperanzas, corrieron a la oficina de la supuesta agencia… solo para
encontrar que no era más que un cubículo rentado por horas, sin rastro
de una empresa real. El cubículo vacío reflejaba el engaño y la
traición.
En el lugar
estaba Francisco Carrera, presunto encargado de EVO Travels, quien se
limitaba a dar excusas. Los padres, entre enojo y lágrimas, exigían
respuestas que nunca llegaron. A la tensión se sumó la llegada de su
pareja, intentando llevarse sus pertenencias, lo que desató empujones,
gritos y la llegada de la policía.
La
situación se volvió aún más absurda cuando en el teléfono del presunto
estafador se encontraron mensajes donde buscaba apoyo para generar
violencia contra los mismos padres que pedían explicaciones. La escena,
ya de por sí tensa, revelaba el nivel de riesgo al que estaban siendo
expuestas docenas de familias.
Carrera
aseguró que devolvería el dinero esa misma noche. No cumplió. Fue
entonces cuando la rabia de los padres estalló. La policía finalmente lo
trasladó a la Fiscalía, donde se supo que ya tenía antecedentes penales
por fraude.
Las familias
hicieron cálculos: solo por los niños, la suma rebasaba 1.5 millones de
pesos, sin contar a los acompañantes. El miedo ahora es otro: que el
acusado salga libre con una multa mínima, una cifra insignificante
comparada con lo que arrebató.
Mientras
tanto, algunos padres que viajaron por su cuenta a Ciudad de México se
quedaron sin hospedaje, pues dependían de la agencia. Niños y jóvenes
están hoy sin lugar donde dormir en plena temporada de nacionales.
Lo
más doloroso no es solo el dinero perdido: es la ilusión que se
desmoronó. Eran niños que entrenaron, que creyeron en un proyecto, que
imaginaron pisar un campo nacional representando a su ciudad. Hoy
sienten vergüenza, tristeza y enojo por algo que nunca debió suceder.
Las
familias de Ciudad Juárez piden que este caso no quede en el olvido.
Buscan justicia, pero también buscan que la voz de cada niño afectado
sea escuchada. Cada uno entrenó con pasión, superó miedos, dejó todo en
la cancha… para que adultos sin escrúpulos jugaran con sus sueños.

Comentarios
Publicar un comentario